miércoles, 21 de mayo de 2008

fecha 15 gimn 1- estudiantes 2

los goles



paso a paso



nota en clarin

EN LA CUARTA VICTORIA SEGUIDA SOBRE GIMNASIA, ESTUDIANTES VOLVIO A EXHIBIR SU MISTICA DE SIEMPRE
Corazón de León

Es un rugido esa gente. Es un grito que deforma el nombre, pero no la esencia: "Estudiooooooooo/Estudiooooooo". En el campo de juego un equipo titánico acaba de construir otro triunfo clásico para la historia. Ahí, los de adentro y los del contorno parecen una unidad y saltan con las mismas camisetas, con los mismos colores, con una suerte de himno en el que creen como si se tratara del primer mandamiento pincha: "Nos sobran huevos / la p... que lo parió". Atrás quedaron 95 minutos tremendos, cambiantes, intensos, discutidos, vertiginosos. Poco importa el contenido del partido a esa altura de la tarde, en el Ciudad de La Plata. Se valora otro desenlace feliz, con el rasgo épico tan arraigado a la historia de Estudiantes otra vez presente.

Es el cuarto triunfo consecutivo en un clásico en el que ahora la ventaja es de cinco encuentros para Estudiantes. Esta racha, generada a partir del impulso y del magnetismo del regreso de Juan Sebastián Verón, tiene que ver con un aspecto recuperado por el club: su estirpe de los días gloriosos, su enorme corazón de león. Lo volvió a exhibir ayer, ante un Gimnasia preso de los vaivenes de su presente pobre y de su futuro incierto.

Le ganó cuando jugaba con dos futbolistas menos. Y en ese instante de desventaja, ya sin Marcos Angeleri ni Rodrigo Braña, afloró eso que no se explica ni con psicólogos: la mística. Porque en ese difuso y decisivo ámbito se explican victorias y consagraciones. No se trata del abrazo del azar. Es otra cosa que no se compra en la farmacia ni en el supermercado. Que no se puede construir ni generar. Que se tiene o no se tiene. Y Estudiantes es, a esta altura, casi un paradigma de este concepto. El pincha es mística. Lo saben los que conocen la leyenda de Old Trafford, los que gritaron orgullosos "y solos/y solos contra todos", los que aceptan casi jactanciosos el apodo de Animals, los que aplaudieron a Bilardo, a Manera y a la Bruja padre; a Ponce, a Sabella y a Trobbiani... Los que, ya más cerca en el tiempo, aprendieron también de aquellos gigantes históricos y luego participaron del 7-0 eterno y le ganaron la final a Boca, en Liniers... Y ayer, otra vez leones sin quebrantos, fueron los dueños de un triunfo para siempre.

Todavía se escucha ese rugido. Y otro grito unánime y feroz, para el rival vencido, que se retira, ya sin respuesta, con el alma en pena y en pedazos. Grita Estudiantes: "El que no salta, se va a la B". Ya no hay contestación. A esta altura de la tarde, en La Plata, sólo hay lugar para el vencedor, para ese equipo del corazón inmenso, del alma de campeón...

http://www.clarin.com/diario/2008/05/18/deportes/d-06615.htm

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