Para realizar físicamente el manto de invisibilidad acústica, el equipo de investigadores español calculó como ciertos materiales construidos con cristales sónicos, unos cilindros macizos dispuestos en series periódicas que pueden diseminar las ondas sonoras, podrían utilizarse en una estructura de múltiples capas para desviar completamente el sonido en torno a un objeto.
Los investigadores realizaron diversas simulaciones para demostrar su teoría, analizando el número óptimo de capas necesarias para desviar completamente el sonido, así como el espesor mínimo que puede conseguirse para hacer posible la aplicación y garantizar al mismo tiempo la facilidad de implantación.
Los resultados mostraron que para conseguir una invisibilidad acústica óptima se requieren aproximadamente 200 capas del "metamaterial", si bien existe margen para utilizar materiales mucho más delgados que los que ofrece la tecnología actual. Sánchez-Dehesa comenta: "Esperamos que esta propuesta dé lugar a trabajos experimentales en el futuro que demuestren las características de estos materiales".
Uno de las primeras aplicaciones del material probablemente será en buques de guerra, ayudando a evitar la detección mediante sonar, un dispositivo que capta el ruido que emiten los barcos. No obstante, si el desarrollo continúa al ritmo actual, podría utilizarse en salas de conciertos para desviar el ruido de los puntos problemáticos, o incluso como modo para hacer frente a los vecinos ruidosos.
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